Os alimentos de América

Los productos europeos llegados a América no necesariamente supusieron una mejor alimentación entre los aborígenes.
Pero, en el proceso de recolonización, por parte de los europeos, en tierras indígenas conjeturó una disminución de los alimentos nativos que dependían de sus alimentos. Por tanto, la intromisión de alimentos europeos no propuso un mayor efecto en los indígenas que seguían consumiendo sus productos autóctonos en la América central. Aunque no debemos ignorar que los productos europeos penetraron, pero fue mediante un proceso paulatino.
En 1532, se requería que cada barco que salía hacia el Nuevo Mundo transportara semillas, plantas vivas y animales domésticos para asegurar el abastecimiento que normalmente consumían los españoles.”3 Según las palabras de Bethell, al no depender los españoles de los cultivos de los nativos (que generalmente eran tubérculos, mandioca, maíz, calabazas y frijoles) esto supuso para los nativos un verdadero “bombardeo” de productos europeos que los indígenas tuvieron que adoptarse lentamente. Por su parte, los productos europeos que se trajeron y que luego se adaptaron al ambiente americano, fueron parte, después, de demanda interna, por tanto, se hizo comercio.
Más, en el sector de lo que actualmente es el sur del Perú (Arequipa) ésta disfrutó de un cultivo que era bastante rentable que era la vid en donde el empleo de esclavos negros fue primordial para establecer un comercio que tenía el bajo Perú.5 En general, los productos que más se consumían en Europa: trigo, cebada, azúcar, vino, etc., Al principio muchos de estos nuevos cultivos no crecieron como se esperaba, sin embargo, finalmente, las plantas prendieron dando sus frutos e, incluso, lograron imponerse decididamente a los productos aborígenes. Un ejemplo de ello fue lo que pasó en Chile cuando “…los cereales y el ganado coexistieron al comienzo con las papas o patatas y el maíz, y luego se impusieron a los cultivos aborígenes, en la misma medida en que los europeos se impusieron a los mapuches y los incorporaron a sus nuevas estancias y haciendas”6.
Más, Bauer nos dice que en México la producción de trigo se mantuvo gracias a los sectores europeos o europeizantes del valle del México central, sobre todo el siglo XVIII cuando “…el pan de trigo se convirtió en un alimento prestigioso y nutritivo.”7 En relación a la producción de cereales según Mardoy y Gutman: “…en la región de Puebla-Tlaxcala, en México, se habían edificado unas cien haciendas, convirtiéndose en la zona mayor de producción de cereales de Nueva España, donde además existían haciendas de ganado mayor y menor, y de producción de pulque…”8 Pero, a pesar de que el trigo se impuso en la dieta indígena, los productos alimenticios aborígenes también se traspasaron a los españoles, sobre todo el maíz, producto primordial de los indígenas antes de la Conquista. “El maíz, cultivo familiar por excelencia de la América Central nativa, pasó también al sector europeo y se convirtió en un importante cultivo de las haciendas que fueron surgiendo en los siglo XVII y XVIII.”9 Pues entonces, el trigo que “agarró” digamos, rápidamente, fue gracias a las temperaturas de América y se convirtió en el principal cultivo alimenticio de decenas de millones de personas en América. No obstante, estos nuevos cultivos, apreciados por los europeos y adquiridos por los indígenas, no vieron que éstos prefirieran los suyos.
Otros animales que pasan a formar parte de la economía de los hogares campesinos de América Central son los cerdos y las gallinas, traídos por los españoles y que resultan un alimento ricos en proteína animal en la alimentación indígena.
“Pero para la masa de los pueblos rurales coloniales de América Central el maíz seguía siendo su benefactor y su tirano.”12 Sin embargo, no todos los animales eran para comérselos, también existieron animales para el transporte como lo fue el caballo, que resultó el más atractivo.
La introducción en América de nuevos productos y cultivos llevó a que ciertos productos crecieran con alguna dificultad en principio por la diversidad de climas que existen en América, pero, finalmente, todos ellos crecieron sin problemas. Si bien es cierto que la proliferación de estos productos cambió completamente la economía del continente americano (el ejemplo del trigo nos aclara mucho mejor). Los autóctonos adoptaron los productos europeos a su dieta, más los americanos nativos de México “…se dieron cuenta de las ventajas que ofrecían las ovejas y los cerdos, por la lana y por la carne, respectivamente.”13Pero, a su vez, los nativos americanos que, adoptaron lentamente los productos de los europeos, no perdieron la costumbre de consumir sus propios alimentos.